Y se deslizó

Y se deslizó
llana con humildad
por el pecho arrugado
de la mujer, de la madre.
Recogió a pulso y sollozo
las migajas despreciadas del hombre,
de los hombres.
Desterró la huella antigua
de la virginidad alquilada
y en vertientes de papel
derramó la tradición de su nombre.
Desalojó la herencia
de los pliegues dorados
de su piel,
y casi con los dientes su neo-amado
le arrancó las trenzas de raíz
para convertirla en mujer de nieve,
en una señora del presente
sin espejos en el agua
que puedan refutarle el pasado.

-Kadiri J. Vaquer